La vergüenza y la culpa son dos emociones íntimamente relacionadas, que pueden llevar a la persona a estados profundos de pesar y tristeza. Es algo que ha de tomarse con seriedad, ya que puede generar un desequilibrio importante, que afecte mucho al día a día de cualquiera, generando insatisfacción general.
Como siempre digo en mis consultas de Terapia Emocional, en realidad las emociones cumplen una función y no son, en sí mismas, ni buenas ni malas. Sin embargo, demasiados sentimientos de este tipo pueden conducir a estados de ánimo depresivos.
¿Qué es la vergüenza? ¿Qué tiene que ver con la culpa?
Cuando hablamos de vergüenza, hacemos referencia a una emoción que aparece en la más tierna infancia, y que nos acompaña durante toda la vida.
Se trata de la percepción de que algo no ha resultado como queremos, de forma relativamente pública y afectando a nuestro autoconcepto o autoestima de forma negativa. Es importante diferenciar que no necesariamente es cierto, sino que se basa en una percepción personal. Aunque le damos mucha credibilidad a nuestros pensamientos, realmente es posible equivocarse.
En todo caso, la vergüenza y la culpa se relacionan, en el sentido de que una puede conducir a la otra, en un círculo vicioso que causa gran malestar a la persona. Me siento avergonzado por algo, y pienso que es culpa mía. Como no he sabido gestionar bien la situación, me avergüenzo de mí mismo. Un peligroso ciclo de pensamiento que causa sufrimiento a la persona.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas de esta emoción pueden ser físicos y psicológicos: sonrojarse, timidez excesiva, evitación de las experiencias que causan malestar, tristeza y abatimiento son sólo algunos ejemplos.
El principal problema es que, al igual que sucede con otras emociones, puede acumularse a lo largo del tiempo, dañando más y más nuestra autoestima.
¿Qué la causa?
Usualmente, se trata de una distorsión en la forma de ver la realidad, dando un exceso de credibilidad a pensamientos y creencias muy duros sobre uno mismo.
Como siempre, la vergüenza y la culpa pueden ser beneficiosas, toda vez que nos ayudan a relacionarnos con otros. Sin embargo, si se produce un juicio constante de la persona, se produce un problema a nivel emocional.
¿Cómo puedo resolver mis sentimientos de vergüenza y culpa?
En general, este tipo de sentimientos pueden manejarse muy bien a través de una intervención con una experta en emociones. Si desarrollamos más y mejor la autoestima, adquirimos herramientas y estrategias saludables para interpretar la realidad, podemos dejar atrás ese malestar.
Como siempre, no se trata de controlar las emociones, porque neutralizarlas sería imposible y, además, maladaptativo. Más bien lo que se busca es que la relación que tienes con las mismas no se base en que te hagan daño: salir del círculo vicioso que causa el sufrimiento psicológico.
En ese sentido, mi propuesta es que realices una primera consulta gratuita conmigo para analizar los problemas con la vergüenza y la culpa que te causan ese daño. Desde ahí, es posible desarrollar una hoja de ruta que lleve tu vida en la dirección que deseas. ¡Contacta conmigo sin compromiso!