La soberbia es algo que no forma parte de la personalidad de todo el mundo. A veces nos sentimos orgullosos, satisfechos con el trabajo realizado o con un logro importante en nuestra vida.
Sin embargo, en ocasiones nos ponemos la armadura de la arrogancia para justificar actitudes negativas para nosotros y hacia los demás. He visto esto repetirse en numerosas ocasiones en mi consulta de Terapia Emocional, y se trata de algo que puede superarse con el trabajo adecuado.
Soberbia, envidia y los problemas que nos causan
Lo primero que hemos de entender es qué es la soberbia. Esta se define por un pretendido exceso de seguridad, que realmente puede esconder falta de autoestima, dudas sobre uno mismo o la validez de sus logros.
En realidad, cuando las personas actúan guiadas por esta emoción, están demostrando que necesitan la validación externa para mejorar su percepción de sí mismas. Esto supone un importantísimo punto débil, ya que nos pone a merced de las opiniones de otros. ¿Qué hay de lo que nos decimos de nosotros mismos? Esa es la clave.
A menudo, la soberbia aparece de la mano con la envidia. No valorar bien lo que uno tiene suele conducir a la creencia falsa de que los demás tienen algo mejor. Esta forma distorsionada de la realidad puede causar enorme sufrimiento.
¿Cuáles son los síntomas de la soberbia?
En líneas generales, hay ciertas actitudes propias de las personas dominadas por esta emoción.
Más que síntomas, se trata de comportamientos defensivos que se despliegan a menudo, y que causan malestar, como es:
- Actitud de tener todo bajo control, demostrando excesiva confianza en las habilidades y capacidades propias.
- Demérito de lo que los demás pueden aportar, posicionándose uno mismo como el referente.
- Necesidad de demostrar el valor de la propia persona, incluso a costa de la autoestima ajena.
Detrás de esto, como digo, suele haber un síntoma verdadero, que es un autoconcepto frágil. Es muy importante entender que esa falsa seguridad se trata de una pesada armadura que, en realidad, no necesitamos.
¿Cuáles son sus causas?
Es difícil señalar una causa sin conocer cada caso pero, usualmente, las historias de vida complicadas son el primer peldaño de la escalera de la soberbia.
El hecho de que no se haya valorado adecuadamente a la persona, o esta haya atravesado circunstancias difíciles, conduce a la sensación de necesidad de validación externa constante. Es justo ahí donde esas actitudes, entre arrogancia, envidia y pretendida seguridad, suelen manifestarse.
¿Cómo puede tratarse?
Por suerte, los problemas con esta emoción o el malestar que causan otras como la envidia que no resulta sana, pueden tratarse de forma eficaz con una profesional de las emociones.
Gracias a una visión objetiva, neutral y externa, es posible volver sobre el autoconcepto y deconstruir esas actitudes. Así, al llegar al corazón de las mismas, es posible un cambio que alivie a la persona. Aprender a quererse más y mejor mejora no sólo sus sentimientos, sino también los de quienes nos rodean.
Si tú también quieres dejar atrás las actitudes que te dañan y disfrutar más de tu vida, hay mucho que puedas hacer. Contacta conmigo y solicita tu primera consulta gratis. Comprobarás que, con las estrategias adecuadas, puedes construir un nuevo yo más positivo.